Durante los 90 existieron un sin fin de películas románticas y de acción que tenían casi siempre los mismos protagonistas. Richard Gere, Pierce Brosnan, Harrison Ford y otros miles de galanes más que cautivaban corazones, pero hubo uno que les ganaba a todos, ese era Mel Gibson.
Con su enorme éxito en “Corazón Valiente” se convirtió en el actor número 1 de Hollywood y todo era felicidad, pero las mieles del éxito no vienen solas y la fama se le subió a la cabeza. Aparejada con toda la algarabía llegaron sucesos muy polémicos sobre su persona y escándalos que mancharon por completo su imagen y lo ingresaron en la lista negra del cine.
El primer escándalo público llegó de la mano de la primera mujer con la que tuvo hijos, se trata de la pianista rusa Oksana Grigorieva. Al parecer Mel Gibson comenzó a tener episodios muy violentos que la mujer sacó a la luz. Ella lo denunció públicamente porque en sus ataques de ira él le llegó a romperle dos dientes y la amenazó con unos audios telefónicos que se filtraron, en ellos le decía cosas espantosas que es mejor no reproducir.
Con el tiempo realizó la película Hamlet y en una de las entrevistas que concedió para promocionar la película hizo hirientes comentarios homofóbicos: “¿Quién va a pensar que con esta pinta soy gay? Yo no me presto a ese tipo de confusiones. ¿Sueno como un homosexual? ¿Hablo como ellos? ¿Me muevo como ellos?”. Al ser advertido de que lo que decía podía ser ofensivo agregó: “Me disculparé cuando el infierno se congele, que les joda” espetó Mel Gibson.
Por último Mel Gibson sufrió una grave adicción al alcohol el cual lo hizo conducir su coche ebrio en reiteradas oportunidades. Cuando la policía lo detuvo su comportamiento dejó mucho que desear. Insultó a los oficiales y les gritó cosas como: “Voy a j... porque soy el dueño de Malibú” o rarezas como: “Los p... judíos son los culpables de todas las guerras de la humanidad”.