La historia de Jordi Amat es increíble. Es la muestra de que la vida tiene planes para cada una de las personas y que, a veces, ni los mejores guionistas de películas pueden superar lo que ocurre en el mundo real. De futbolista y promesa incumplida a príncipe de Indonesia, increíble.
Y sí, leyeron bien, este futbolista catalán se ha vuelto príncipe de Indonesia. Un cargo que ni él pensaba ocupar en algún momento, mucho menos cuando vestía la camiseta de la selección españolas en los juveniles. Pero las vueltas de la vida tienen ese misterio que la hace maravillosa y Jordi Amat lo sabe.
El futbolista de treinta años ha jugado en muchos lugares. Como juvenil, Jordi Amat, fue una promesa que se hizo presente en La Roja, en sus categorías inferiores, pero en primera división nunca llegó a brillar lo suficiente y fue así que pasó por varios equipos como Espanyol, Betis y Rayo Vallecano para luego mudarse a Gales, Bélgica y Malasia.
Fue justamente en este país que Jordi Amat se reconectó con sus orígenes y con la sangre azul que corría por sus venas. Y es que su abuela es princesa de Siau, una isla de Indonesia con 22.000 habitantes. Este cargo es hereditario y el primero en ostentarlo fue el tatarabuelo del futbolista, que fue rajá, un título equivalente al de rey.
Sabiendo esto, Jordi Amat decidió dar un vuelco a su vida. Se mudó a Indonesia, solicitó la nacionalidad y ya fue reconocido como príncipe heredero. Además, seguramente tendrá el privilegio de jugar para la selección de fútbol de Indonesia. Su entusiasmo es tal que está aprendiendo el idioma bahasa para poder comunicarse con las personas de la isla y poder cumplir su nueva función de la mejor manera posible. La vida te da sorpresas.