La bella mexicana Adriana Abascal afincada en París vuelve a sonreír. Y el motivo tiene nombre y apellido. Maxime Falkenstein es el culpable que la modelo haya vuelto a recuperar la ilusión de volver a creer en el amor, dado que cupido ha vuelto a llamar a su puerta.
Separada desde hace dos años de su marido, el empresario francés Emmanuel Schreder, Adriana vive volcada en sus hijos y en su trabajo, que han sido los ingredientes perfectos para salir adelante del difícil trance que supone una ruptura sentimental.
Vitalista, emprendedora, deportista y una mujer que siempre se ha crecido ante las adversidades, la vida le ha vuelto a sonreír y a darle una nueva oportunidad. La modelo, renovada y llena de vitalidad vuelve a tener el corazón latiendo al cien por cien y ha vuelto a a enamorarse de un galerista belga con quien lleva apenas dos meses de relación y que ahora han sido fotografiados dando un tranquilo y romántico paseo por las calles de Madrid y Sevilla, donde la bella mexicana tiene grandes amigos y que ya podían haber conocido a su nueva pareja.
Madre de tres hijos: Paulina, Diego y Jimena, son el motor de su vida y quizás este sea el papel más importante y difícil. El mundo del arte, algo que le apasiona y le fascina, al igual que la moda, de hecho es uno de los iconos y un referente en la moda mundial, son una de sus grandes pasiones que en este momento de su vida la tienen muy involucrada.
Muy solidarizada con el cambio climático, Adriana es una mujer que se cuida por dentro y por fuera por eso tiene unos ingredientes que son básicos a la hora de sentirse y estar bien; ser feliz con una misma y no hacer daño a nadie. Inculca a sus tres hijos los principios y valores que a ella le enseñaron y, sobre todo, que sean niños buenos. Amante de los animales, tiene dos perros con los que practica running cada mañana, es una gran deportista y tiene el reto de practicar deporte al menos cinco días a la semana.
Ahora en una nueva etapa de su vida y feliz con este nuevo romance, Adriana es una mujer renovada y con ganas de seguir creyendo en el amor. Recientemente una revista española ha publicado unas imágenes del nuevo acompañante de la bella modelo en la que a juzgar por las imágenes no puede ocultar que el estado actual de Adriana es la felicidad en Mayúsculas. La empresaria no concibe la vida sin amor y para ella éste mueve el mundo.
Volcada en la firma de zapatos Skorpios que fundó hace tres años, Adriana es también una gran amante del arte y ahora que sale con un importante galerista belga es probable que reciba los mejores consejos y asesoramiento de primera mano. Tienen mucho en común y han encajado a la perfección.
Durante su estancia en España visitó junto a Maxime algunas galerías y museos, dado que los dos son grandes amantes del arte y la mexicana además es una gran coleccionista. Aunque Maxime reside en Nueva York, donde tiene su trabajo, es socio de la galería Gladstone, ubicada en la Gran Manzana y con sedes en Los Ángeles, Seúl y Bruselas, intenta sacar tiempo para poder cuadrar agendas con Adriana, afincada en París.
El tiempo dirá si esta bonita historia de amor que sólo ha hecho empezar se afianza, aunque por las imágenes de la pareja en Madrid no da lugar a dudas que están muy enamorados y que lo suyo va viento en popa y a toda vela. Aunque ambos ya se conocían desde hace años por amigos comunes, no ha sido hasta hace unos meses cuando cupido llamó a sus puertas para dar la bienvenida de nuevo al amor. Maxime, que también divorciado tienes dos hijas de su relación anterior y Adriana tiene a Paulina, Diego y Jimena, nacidos de su matrimonio con Juan Villalonga, el que fuera presidente de Telefónica, con el que estuvo casada entre 2001 y 2009. La única que vive bajo el techo familiar es Jimena que aún no ha alcanzado la mayoría de edad y vive con su madre en París donde cursa sus estudios. Los mayores, Paulina, estudia en Londres y Diego se ha matriculado en la Universidad de California del Sur.