TRADICIONES

Así vivió Madrid el tradicional 'entierro de la sardina'

La tradición marca el fin del carnaval recorrió las calles del centro de la capital española.

El alcalde de Madrid participó del tradicional entierro de la sardina. Foto: Europapress
El alcalde de Madrid participó del tradicional entierro de la sardina.El alcalde de Madrid participó del tradicional entierro de la sardina. Foto: Europapress
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El entierro de la sardina, una arraigada tradición en España, marca el fin del carnaval con un divertido cortejo que acompaña a un féretro con una sardina de papel “maché” a la que “entierran” después de recorrer las calles del centro de Madrid y de otras ciudades, con un desfile protagonizado por alegres “viudas y viudos”.

El entierro de la sardina coincide con el miércoles de ceniza, el inicio de la cuaresma y simboliza el olvido del pasado y sus excesos para dar paso a un renacimiento con más fuerza para que surja una sociedad transformada. Esta costumbre carnavalesca marca el comienzo del período de preparación para la Pascua. 

El alcalde, José Luis Martínez Almeida, ha recibido a los integrantes de la Alegre Cofradía agradeciéndoles su trabajo para para proteger y celebrar la identidad castiza de Madrid.

El entierro de la sardina en Madrid. Foto: Europapress

¿Cuándo y dónde nació el entierro de la sardina?

El origen de esta costumbre nació en el siglo XIX cuando un grupo de estudiantes de la ciudad de Murcia (Sureste de España) organizaron un cortejo fúnebre con una sardina a la que quemaron y enterraron. La sardina ironiza sobre la cuaresma contra el obligado ayuno y la prohibición de comer carne. Aquellas inéditas “exequias” tuvieron tal éxito, que han trascendido hasta nuestros días. El entierro de la sardina también simboliza el triunfo de la alegría sobre la seriedad. 

El célebre pintor español Francisco de Goya entre 1814 y 1815 pintó una serie de cuadros de costumbres españolas en las que se vislumbraba la celebración del fin del carnaval. 

En la actualidad hay numerosas cofradías que se organizan cada año para participar en este singular espectáculo, con participantes ataviados de “riguroso luto”. Ellos con elegantes fracs y ellas con hermosas mantillas negras, que desfilan “compungidos” entre risas y cantos que riman y lemas de “Sardina, sardina, sardina”, con la esperanza de que llegue otro nuevo carnaval para pasársela “bomba”.