Eurovisión, un evento emblemático que une a Europa a través de la música, tiene sus raíces en la visión de Marcel Bezençon, expresidente de la Unión Europea de Radiodifusión (UER). Surgió en 1956 con la noble intención de hermanar a los pueblos a través de la melodía, tomando como inspiración el legendario Festival de San Remo. En su primera edición, apenas siete países participaron.
Expansión y diversidad
La historia de este enorme certamen llamado Eurovisión es increíble, desde su modesto inicio, el certamen ha crecido constantemente. En 1961, con la llegada de España al escenario, el número de participantes ascendió a 16 países. Sin embargo, fue en la década de los 90 cuando el panorama cambió drásticamente. Tras la disolución de Yugoslavia, surgieron nuevos países ansiosos por unirse al evento, lo que llevó a la implementación de un sistema de clasificación.
La ausencia de Alemania en 1996 marcó un hito en la historia de Eurovisión, impulsando cambios significativos en su formato. Alemania, junto con España, Italia, Francia y el Reino Unido, se consolidaron como los "Cinco Grandes", asegurando así su participación anual.
Con el creciente interés de nuevos países por unirse al concurso, la UER introdujo un sistema de semifinales en 2004. Desde entonces, Eurovisión ha celebrado dos semifinales en los días previos a la gran final del sábado. Este cambio permitió que más naciones compitieran por un lugar en el escenario, agregando diversidad y emoción al evento. Todos los países, excepto los "Cinco Grandes" y el país anfitrión, deben ahora luchar por su lugar en la final.
A lo largo de los años, Eurovisión ha alcanzado récords impresionantes. En 2008, 2011 y 2018, el certamen contó con la participación máxima de 43 países. La final de 2015 destacó como la más concurrida, con 27 naciones compitiendo en un espectáculo que trascendió fronteras y conectó a personas de todos los rincones de Europa y más allá.