Han sido muchos años con desencuentros entre la modelo Laura Sánchez y el futbolista Aitor Ocio, que vivieron una larga temporada de tensiones enfrentados por la custodia de su única hija en común, Naia. La joven que se instaló en Bilbao, ciudad en la que reside junto a su padre, siempre ha mantenido una excelente relación con la modelo onubense con la que se lleva a las mil maravillas y con la que siempre que puede se escapa para disfrutar con ella de planes de chicas.
El pasado fin de semana, la joven que en menos de dos meses cumplirá la mayoría de edad, culminó sus estudios de Bachillerato en el American School of Bilbao para iniciar una emocionante etapa en Estados Unidos, adonde pondrá rumbo para estudiar allí una beca y jugar como delantera en el equipo de la Universidad de Connecticut. Un acontecimiento al que acudieron sus padres, que hace muchos años firmaron la paz por el bien de su hija.
“Ayer fue un día de esos que quedará siempre en la memoria. Un día que marcaba el fin de una etapa y el comienzo de otra. Fue un día de sentimientos enfrentados, en el que derramé lágrimas de emoción y de felicidad, pero a la vez, también de tristeza y de nostalgia. De felicidad y de satisfacción por la brillantez con la que has alcanzado tus objetivos. De nostalgia, porque, toca decir a unas aulas que te vieron llegar cuando eras una niña y de las que te despides, convertida en una mujer maravillosa.
¡Hija, qué orgullosos nos sentimos todos de ti!
Parece que fue ayer cuando comenzaste este viaje que ahora toca su fin. Un viaje tan apasionante como exigente, en otro idioma y con unos compañeros con los que has forjado amistades de esas que son para toda la vida. Nadie nos dijo que iba a ser fácil.
En estos años, tú lo sabes, ha habido momentos muy buenos y otros que no lo han sido tanto. Pero, tanto frente a unos como ante los otros, siempre has sabido salir adelante con esfuerzo, constancia y espíritu de superación”, eras las emotivas y bonitas palabras que el que fuera futbolista del Athletic Club o Sevilla FC quería hacerle llegar a su hija la mujer en la que se ha convertido y que si en la vida de esfuerzas llegas a donde quieras.
Un Aitor Ocio que estaba muy feliz en un día como el mismo describió agridulce porque son sentimientos encontrados pero con un futuro prometedor para la niña de sus ojos. En unos meses pondrá rumbo a Estados Unidos donde formará parte del equipo de la Universidad de Connecticut, donde será desempeñará la función de delantera y en la que lo afronta con mucha ilusión. Aquí dejará a sus padres, a sus amigos y a toda su familia que la van a echar mucho de menos. Y es que la joven ha seguido los pasos de su progenitor y Naia es una promesa en el mundo del fútbol.
Por su parte, la modelo andaluza Laura Sánchez, que ha pasado unos meses complicados tras la separación del músico canario David Ascanio, la vimos sonreír junto a su ‘Vikinga’, como así la llama Aitor Ocio, y junto al padre de su hija con el que vivieron unos años maravillosos hasta que se rompió el amor. A la expareja se le veía feliz y muy sonriente posando con su única hija en común que vestía con la correspondiente toga y el birrete tras finalizar un curso duro pero con un final satisfactorio y muy emocionante.
El que fuera jugador del Sevilla club de fútbol no podía dejar de agradecer al centro de enseñanza todos los años que han convivido juntos, alumnos, profesores y padres e igualmente les dedicó unas bonitas y entrañables palabras a todos los docentes y personal del American School of Bilbao. “Os echaremos mucho de menos, igual que a los padres y madres de todos los compañeros de clase”
.Un importante acto académico que ha conseguido que Laura Sánchez y Aitor Ocio hayan reaparecido y posado junto a su hija después de mucho tiempo sin coincidir, dado que el ex futbolista y ahora empresario vasco reside en Bilbao y la modelo andaluza vive a caballo entre Madrid, Huelva y Sevilla debido a sus compromisos profesionales.
Un reencuentro este que a Naia le habrá hecho inmensamente feliz. Ver a sus progenitores juntos y sonrientes es para ella el mejor premio que la vida pueda darle.