Un entusiasmo desbordante y la alegría delirante de 100 mil personas, marcaron “La Fiesta del Ángel Custodio”, mejor conocida como “La Vaquilla”, en Teruel.
Esta ciudad de 30,000 habitantes, situada en el noroeste de España volvió a celebrar un año más su Festejo Mayor en honor a su Patrón “El Ángel Custodio”, una celebración de perfil familiar y colectivo, que se prolonga 3 días, donde la tauromaquia, las charangas, los bailes, las peñas taurinas, la gastronomía, el vino de la tierra y un singular carnaval se apoderan del ambiente de Teruel, que acoge una multitud, vestida de blanco y rojo que enlaza el día y la noche bailando y cantando en los conciertos y corriendo en los particulares encierros taurinos, durante un largo fin de semana.
Un conjunto de vibrantes experiencias, como correr con la vaquilla por el casco histórico, que va controlada por una soga, por seguridad, ya que hasta los niños se inician en la tradición; o los aficionados que capean a los toros en la plaza, que posteriormente, al alba, recorren las calles con riadas de gente, o el desfile carnavalesco de los centenares de integrantes de las 20 peñas taurinas, le imprimen a Teruel un sello único.
En declaraciones a “Heraldo Media Group”, la alcaldesa de Teruel, Emma Buj, aseguró que “es una fiesta abierta al público de España y del extranjero, en una ciudad que es Patrimonio de la Humanidad por su monumentalidad, donde se viene a celebrar “La Vaquilla” en un ambiente sano y extraordinario”, a lo que se suma la hospitalidad de los turolenses.
La alcaldesa proclama el inicio de la fiesta después del rezo de la Salve, tocando una campanilla desde el ayuntamiento, a lo que sigue el ritual de colocar un “pañuelico” rojo al monumento del toro en la plaza del Torico.
Miguel Ángel Moncholi, periodista taurino, nos comentó que el arte de la tauromaquia nace en Europa en la isla de Creta, en Grecia, en el siglo XI. “En el caso de Teruel, la Fiesta de la “Vaquilla” es un compendio de otros muchos festejos, desde la subasta de palcos, las corridas, el toro de lidia o la vaquilla con la que juegan los niños. Es una fiesta con gran personalidad con un componente carnavalesco y muchas ganas de pasarlo bien.”
Cuenta la leyenda que hace siglos, una noche un toro que venía del campo, empezó a bramar bajo una estrella y los sabios lo interpretaron como la señal de que Teruel debía ser ahí fundada. En su escudo lleva precisamente un toro.