PARÍS

Los secretos del fuego eterno y otras leyendas que iluminan el Sena

París no se concibe sin el río Sena, el caudal que ahora mismo ilumina la Ciudad Luz con una llama de fuego eterno que simboliza la fraternidad.

El Sena brilla gracias al fuego eterno de París.Créditos: AFP
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El diseñador de la fuego eterno de París, Mathieu Lehanneur concibió su creación para unir tres símbolos: La igualdad, el agua y la paz. La llama representa el espíritu de fraternidad de la ciudad anfitriona y lleva un mensaje de unión al mundo y a los deportistas de todas las condiciones, razas y religiones. 

No hay que olvidar que las competiciones, que nacieron hace siglos en Grecia, supusieron una tregua de paz entre los pueblos enfrentados en la Antigüedad. La tradición cuenta que la flama fue encendida por los rayos del sol en Olimpia, Grecia. 

La llama eterna simboliza la igualdad y fraternidad. Foto: AFP

Según la mitología, el dios Zeus estaba convencido de que el hombre no merecía el fuego. Pero el Titán Prometeo, amigo de los mortales, escapó del Olimpo con la llama para dársela a los hombres, con la esperanza de que los ayudara a progresar con la conquista y el dominio del fuego. Ese espíritu ilumina el magno evento en París y la luz simboliza la igualdad, uno de los pilares de la Revolución Francesa, junto con la libertad y la fraternidad. 

El agua es otra de las características de la Ciudad Luz. París no se puede concebir sin el río Sena, epicentro de la ceremonia de inauguración y de las competiciones. El Sena recibe su nombre de la diosa galo-romana Secuana. París nació a orillas de este gran afluente, tres siglos antes de Cristo, con el asentamiento de los parissi, una tribu celta de pescadores. En el año 52 a.c., los romanos conquistan París y la llaman Lutetia Parisiorum. 

El río Sena es Patrimonio Cultural por la UNESCO. Foto: AFP

El Sena también sufrió la invasión de los vikingos, que asediaron la ciudad en el año 845 y surcaron el afluente con 120 embarcaciones y cinco mil hombres. Los parisinos saben que el lema de la ciudad se inspira en el caudal del Sena: “Fluctuat nec mergitur”, en latín, que significa: “Batida por las olas, pero no hundida”

El Sena fue declarado Patrimonio Cultural de la UNESCO en 1991. Las autoridades francesas han invertido 1500 millones de dólares y décadas de trabajo para descontaminar el río, que esta semana han recorrido por fin, a nado los triatletas. Todo un hito.

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