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Juan José Padilla: El coraje no cicatriza

En entrevista con Panorama Hoy, Juan José Padilla habló de su vida, sus proyectos y su familia.

Juan José Padilla.Créditos: Oscar Moreno
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Es el ‘Ciclón de Jerez’, ‘El torero Pirata’, como se le conoce en el mundo del toreo, dos apodos que lo lleva muy a gala. Son sus tatuajes impresos, las cicatrices que invaden su cuerpo, que son ni más ni menos, las heridas de un valiente y un guerrero que a pesar de haberse caído en infinidad de ocasiones ha tenido la fortaleza para volver a levantarse con optimismo y dando grandes lecciones de vida. 

Su valentía, su coraje y actitud, lo hacen un ser diferente e impropio de este mundo. Quien lo conoce bien sabe que su corazón es más o tan grande como el coraje que ha tenido a lo largo de toda su carrera profesional para enfrentarse a los morlacos. Ahora vive el descanso del guerrero, pero sin dejar su actividad tanto personal como profesional. Padilla es un grande entre los grandes que se ha ganado el respeto y el cariño de toda la afición. El torero, junto a su preciosa familia, su esposa, Lidia Cabello y sus dos hijos, Paloma y Martín, ya universitarios, son el gran pilar y el motor de su vida. En ‘A porta Gayola’, su residencia en la costa gaditana, recibe, en exclusiva, a Panorama, donde nos habló de su actual vida, de los proyectos, de su familia y de la feliz etapa por la que está atravesando. 

-¿En qué momento personal y profesional se encuentra en estos momentos?

-Tengo que reconocer que personalmente estoy viviendo una vida pletórica, feliz. Veo a mis hijos mayores, muy responsables, con sus carreras universitarias. Y echando la vista atrás pienso en lo afortunado que soy y estoy agradecido a la vida porque me ha premiado con mucho más de lo que hubiera imaginado. Tengo una vida matrimonial excelente, con Lidia mi mujer, puedo compartir muchísimas cosas, disfruto de mucho más libertad que antes y además mis hijos son más independientes. Profesional, apartado un poco del mundo del toro. Aunque estoy en otro nivel empresarial y comercial a lo que tenía claro que iba a dedicarme. 

-¿En qué piensa cada día cuando amanece?

-En lo afortunado que soy. He visto la muerte en más de una ocasión y no iba a ver a mis hijos crecer. Y realmente he sido un hombre con suerte. 

Juan José Padilla nos abrió su corazón. Foto: Oscar Moreno

-¿Echa de menos el gusanillo de estar vestido de luces frente al toro?

-Claro que se echa de menos. Igual que también el miedo, la responsabilidad, los viajes…Pero soy consciente de mi retirada pero ya no me encontraba ni física, ni mentalmente para ponerme delante de un toro y era el momento justo para decir adiós por mí y por los aficionados. Me hubiera gustado estar algo de más tiempo pero me parecía una falta de respeto al público que paganuna entrada y quieren verte al cien por ciento. No volvería sin unas óptimas condiciones físicas ni mentales. 

-¿Qué ha sido para Juan José Padilla el miedo?

-Miedo lo tenemos todos a lo largo de la vida. Pero en mi profesión el miedo ha sido mi compañero de vida. En el mundo en el que me he movido existe el miedo a pensar en que el toro no te va quitar la vida. Pero esos miedos van mucho más allá. Es esperar en un hotel esperando la hora, en un viaje pensando en cómo saldrá la corrida…son interesantes porque al final son retos para el torero y sabe que tiene que vencer la situación sin que se note. No se puede notar en la plaza. El valor es la consciencia de superarlo. 

-¿Qué le ha dado y quitado el toro?

-Me lo ha dado todo. No me ha quitado nada. He conseguido mi objetivo que era estar en el circuito de las ferias. El toro ha hecho que se cumplan todos mis sueños como torero. He sido muy de retos. He conseguido vivir por y para el toro. El toro me ha dado una posición personal maravillosa, recibo un gran respeto por parte de la sociedad, el conocer mucho mundo, a grandes personas. Me ha dado muchas oportunidades.

-¿Cómo ve la vida ahora desde la barrera?

-La veo y la afronto con valor, con felicidad y con un plus de optimismo. Tenemos que ser consciente de lo que tenemos y armarnos de valor. La vida no es fácil pero hay que afrontarla con positividad. Me encuentro bien mentalmente para atender en perfectas condiciones a mi familia y a los compromisos laboralesque me llegan. La vida me sonríe. 

-El mayor triunfo de su vida…

-Haber elegido a la mujer que tengo. Lidia ha sido mi pilar, mi confidente, la madre de mis dos hijos, la mejor compañera de viaje que uno pueda tener. El próximo mes de octubre hacemos 25 años de casados y eso es una bendición. Es el mayor triunfo de mi vida, no me he equivocado y he tenido la suerte que Dios me pusiera a una mujer como Lidia de la que siempre he escuchado un consejo, me ha comprendido en todo. Es una compañera que ha sabido apreciar y valorarme. Ha sido un gran triunfo casarme con ella. 

-¿Qué sueño le queda por alcanzar?

-Pues ver a mis hijos enfocados laboralmente, con sus matrimonios,  que me den nietos, eso es para mí objetivos que me encantaría que la vida me premiará. Igual le pido mucho pero puestos a pedir… Me gustaría ver la evolución de la familia, que vayamos prosperando y creciendo en una unión familiar.  

Juan José Padilla y su familia. Foto: Oscar Moreno

-Hace ya unos años que forma parte de un interesante proyecto en México ¿Cómo está avanzando la escuela? ¿Le han ofrecido algo más en este país donde es usted un verdadero referente?

-Seguimos trabajando en ello. Ahora estamos reiniciándolo con los promotores de Casa Toreros y es un gran revulsivo para los chavales que comienzan. Es un proyecto muy interesante. Me siguen ofreciendo proyectos pero todavía no estoy del todo preparado para aceptar todo lo que me llega. Pero tengo un nexo de unión muy grande con México, un país al que adoro y quiero. 

-¿Qué opinión le merece que los toros se hayan acabado en este país, donde la monumental ha sido una de las grandes para los toreros españoles?

-Inexplicable lo que está pasando en México. Es una pena que el mundo del toro esté en manos de políticos y no entiendo como una plaza como la monumental, que tanta historia guarda, con una gran afición, con tanta categoría, pueda desaparecer de esta manera. No se entiende que esté cerrada. Es verdaderamente muy triste. 

-¿Cómo ve al mundo del toro? ¿Es para preocuparse oocuparse?

-Te diría que ambas cosas. No debemos de esperar, nunca mejor dicho, a que nos coja el toro. En estos casos hay que ponerse manos a la obra a estos ataques y anticiparse a lo que pueda venir. La unión de todos los colectivos a favor del mundo del toro hará mucho bien y será favorable. 

-Ahora alejado de los ruedos tendrá más tiempo para estar con la familia. Junto a su mujer, Lidia y sus dos hijos, Paloma y Martín son un ejemplo de unión y fuerza ¿Qué valores le han inculcado?

-Ha sido para Lidia y para mí muy fácil. Tenemos unos hijos que se han criado en la seriedad, formalidad, el respeto, que es lo que nos han inculcado a mi mujer y a mí. En esta casa se ha tratado deseguir el mismo esquema. Mis hijos no han sido traviesos, han sido niños muy buenos desde que nacieron. Son ejemplares y han visto todos los esfuerzos que ha hecho su padre y eso ellos lo han sentido y son valores que llevan muy grabados a fuego. Y además hemos tenido la ventaja que hemos conversado mucho con ellos para lo bueno y lo malo. 

Juan José Padilla en entrevista exclusiva. Foto: Oscar Moreno

-¿Hacia dónde mira Juan José Padilla?

-Hacia adelante. Miro el día a día. Desde que me levanto doy gracias a Dios por todo lo que tengo y con lo que me ha compensado. Siempre intento mirar con un objetivo pero con los pies en la tierra. Mi objetivo es conseguir los propósitos con tenacidad y con fuerza. 

-Un lugar para perderse…

-Me gusta perderme por el Mercadillo de San Juan, en Guadalajara. Puerto Vallarta, igualmente, es un lugar idílico…

-Un olor…

-Lavanda, el jazmín. El olor silvestre.

-Un recuerdo inolvidable…

-Mis vivencias con el maestro Rafael Ortega que fue quien me enseñó las bases del toreo. 

-Lo que más le gusta a Juan José Padilla…

-La tranquilidad y la paz.

-Lo que más detesta…

-La falsedad, la mentira, la hipocresía, la falta de autenticidad.