El blanqueamiento dental está de moda, pero nadie quiere llegar a una reunión, sonreír y que la sala pareciera iluminarse desde nuestra boca. Pero está claro que tampoco queremos una sonrisa amarillenta. Entonces, es importante que sepas que un procedimiento odontológico para blanquear nuestros dientes tiene sus riesgos y la clave que estés informado para saber qué tratamiento seguir.
Vamos a una mini clase sobre cómo están conformados nuestros dientes antes de un blanqueamiento. El esmalte es la capa externa, la más dura, y su función es recubrir y proteger. Debajo del esmalte se encuentra la dentina, que también posee un grado de dureza, pero es más porosa. Por último, en la zona interna está la pulpa dental, que contiene los vasos sanguíneos y los nervios.
Ahora vamos al procedimiento de aclaramiento. Para llegar a ese blanco publicitario el dentista hace primero una limpieza profunda. Luego protege las encías y procede a colocar un gel blanqueador. Este gel contiene sustancias aclarantes, como peróxido de hidrógeno o de carbamida, y lo deja actuar. Eventualmente, se utilizan luces led para activar y acelerar el proceso.
Listo, tenemos la información, entonces es clave que si vas a hacerte un blanqueamiento dental busques a un dentista especializado en este tipo de tratamientos. La supervisión de un profesional es fundamental, porque los peróxidos utilizados pueden reducir el espesor de la capa externa: el esmalte. Además, estas sustancias pueden romper el colágeno de la dentina.
En conclusión, si vamos a optar por un tratamiento de blanqueamiento dental, debemos confiar en el dentista que elijamos. La salud es lo primero y es importantes saber y entender qué nos hacen en nuestro cuerpo. Siempre es recomendable elegir personal médico que nos explique paso a paso el tratamiento. No debemos olvidar que cualquier sustancia ajena a nuestro organismo puede tener reacciones adversas y terminar perjudicándonos.