Las várices, son venas dilatadas y retorcidas que aparecen principalmente en las piernas, pueden ser el resultado de diversos factores, incluida la genética, el estilo de vida sedentario y, sí, también la dieta. Si bien muchos factores de riesgo pueden ser difíciles de controlar, como la predisposición genética, hay aspectos de nuestra vida diaria que podemos modificar para ayudar a prevenir su desarrollo o reducir su gravedad y la clave siempre es la alimentación.
Evita estos alimentos
Si quieres evitar las várices debes evitar los azúcares refinados, presentes en alimentos como pasteles, galletas, dulces y refrescos, conocidos por su capacidad para aumentar los niveles de azúcar en sangre y promover la inflamación en el cuerpo. Este aumento de la inflamación puede afectar negativamente la salud de las venas.
Los alimentos fritos, como papas fritas, empanadas y alimentos rebozados y sumergidos en aceite caliente, son ricos en grasas poco saludables que pueden aumentar los niveles de colesterol en sangre y contribuir al desarrollo de várices. Estos productos pueden promover la acumulación de placa en las arterias, lo que dificulta el flujo sanguíneo y aumenta la presión sobre las venas.
Los embutidos y las carnes procesadas, como salchichas, jamón y tocino, son alimentos que suelen ser altos en sodio, grasas saturadas y aditivos que pueden aumentar la inflamación y afectar la salud cardiovascular y su consumo contribuye al desarrollo de várices al promover la retención de líquidos y aumentar la presión sobre las venas.
Los alimentos con alto contenido de sal, como snacks salados, alimentos enlatados y comidas rápidas, pueden generar várices al aumentar la retención de líquidos y elevar la presión arterial y la bollería industrial, como facturas, medialunas y croissants, suelen contener altas cantidades de grasas saturadas, azúcares refinados y aditivos, lo que los convierte en alimentos poco saludables.