Si bien sabemos que para bajar de peso es necesario hacer ejercicio, descubrir cuál nos gusta y mantener la constancia en el que decidamos realizar no es nada fácil. Una de la actividades físicas que comúnmente se elige es correr, incluso muchos se esfuerzan en cada día aumentar los kilómetros alcanzados o unirse a un maratón, pero el slow running ha llegado para cambiar la forma en la que entendemos cómo correr y lo mejor es que es efectivo para bajar de peso. ¡Te contamos de qué se trata!
¿Qué es el slow running?
Los runners, es decir, los corredores (profesionales y aficionados), suelen enfocarse en mejorar los tiempos en carreras para lograr superarse a sí mismos. Muchos de ellos se inscriben a maratones de larga distancia para superar algunos desafíos y poco a poco romper con récords de distancia y tiempo. Sin embargo, el slow running tiene un objetivo muy contrario a todo esto y, para sorpresa de muchos, puede ser una gran alternativa para bajar de peso.
El slow running consiste en que sin importar tu condición física o qué tan experto seas al correr, puedas tomar tu propio ritmo libre de presiones para alcanzar ciertas velocidad y marcas. Es decir, no se trata de forzar a que llegues a un número a costa de todo, sino de disfrutar tu propio proceso de progreso sin ningún tipo de rapidez, incluso si durante esta evolución comienzas corriendo de una forma más lenta.
¿Por qué el slow running podría ayudarte a bajar de peso?
En algunos estudios científicos publicados en la Revista de Colegio Americano de Cardiología se ha mencionado que correr podría evitar el riesgo de muerte por problemas cardiovasculares, sobre todo si es slow running, la técnica de correr a tu propio tiempo, pues expertos han mencionado que correr a un ritmo así podría incluso ser mejor para la salud que aquellos entrenamientos donde importa la alta intesidad.
En el slow running, dado que el cuerpo corre a su propio ritmo y capacidad, no se somete al estrés que hay cuando se obliga a alcanzar ciertas distancias que requieren mayor resistencia y condición. Cuando corremos muy rápido, incluso más de lo que en realidad podemos, el cortisol aumenta y esta hormona del estrés puede llevar a que nos sintamos agobiados, con mayor probabilidad de padecer lesiones o ansiosos por querer comer más luego de hacer el deporte, a modo de placer luego de una carrera tediosa.