Miguel Herrán es en la actualidad uno de los actores más queridos y respetados de la industria. Su risa entradora y una personalidad más que carismática lo han posicionado como el chico bueno y guapo de España. Jamás lo verán de mal humor o con cara larga. Una gran sonrisa es lo que caracteriza a este actor que llegó a ganar un premio Goya y destacarse por sobre el resto
La vida lo transformó de un día para el otro en toda una celebridad. Con el estreno de “La casa de papel” y su impresionante rol de Río, su vida dió un vuelco total y pasó a ser uno de los actores más buscados tanto para series como para películas. Con “Élite” Miguel Herrán terminó de asentarse y poder decir que no era solo una cara bonita sino que su talento era tan excelente como su apariencia.
Lamentablemente hay una historia un tanto triste detrás de esa gran sonrisa que siempre perfila Miguel Herrán. El mundo de la actuación y del arte puede traer aparejada ciertas problemáticas en cuanto a la imagen y a la manera en que estos personajes quieren verse. Lucir perfecto las 24 hs del día es algo complejo y si notamos que estamos perdiendo la línea esto lleva al estrés y a los desórdenes alimentarios. Esto fue exactamente lo que le sucedió al joven actor mientras grababa Modelo 77.
El personaje de Miguel Herrán requería de una transformación física y lamentablemente se obsesionó con la pérdida de peso. Casi no comía y realizaba ejercicio físico para perder el peso necesario. Recuerda que llegó a comer tan solo un pistacho en un día y aun así sentí que era muchísimo alimento.
Lamentablemente toda esta situación tan estresante y poco saludable derivaron en una depresión. El director de Modelo 77, Alberto Rodríguez notó la situación y lo llevó a un hospital para regularizar su situación, afortunadamente todo volvió a la normalidad y hoy se encuentra en perfecto estado.