El hígado es el órgano más grande del cuerpo del ser humano y se encarga de almacenar energía, depurar nuestro organismo y digerir los alimentos. Cuando nuestro órgano no está bien cuidado comienza a funcionar mal, cada vez de manera más lenta y deficiente, acumulando grasa. Si esta acumulación supera del 5 al 10% del peso de este órgano, hablamos de hígado graso.
Existen dos tipos de hígados grasos: el hígado graso no alcohólico y el hígado graso por alcohol. El hígado graso no alcohólico es la más frecuente. Ambas patologías si no se trata de manera adecuada, pueden derivar en inflamación y daño en las células hepáticas, fibrosis, cirrosis o cáncer de hígado. Es por eso que debemos prestar atención y cuidar nuestra salud para poder tener la mejor calidad de vida hasta la adultez y vejez.
Existen 3 maneras de cuidar nuestra salud y prevenir esta patología. La primera es consumir alimentos ricos en fibra e integrales y aumentar aquellos que tengan vitamina A, C y E y antioxidantes, como el pescado azul, las espinacas, el brócoli, los tomates, los pimientos, las nueces, el aguacate, entre otros.
La segunda es realizar ejercicio físico. Hay cientos de estudios que demuestran que el ejercicio físico trae beneficios para la salud, tanto mental como física. Se recomienda realizar al menos media hora de actividad física diaria. Caminar, correr, hacer aeróbic y bicicleta son los más recomendables para la eliminación de grasa y la pérdida de peso gradual y controlada.
Por ultimo reduce tu consumo de alcohol y el consumo de azucares a tu dieta, y aumenta el consumo de agua. Ingiriendo al menos 2 litros diarios de agua que, mezclada con zumo de limón, incrementa su acción depurativa, ayuda a limpiar el hígado y dejarlo en condiciones para poder trabajar de manera correcta.