Son muchas las personas que prefieren entrenar por las mañanas, ya sea por el resto de sus actividades diarias, porque les resulta más atractivos o por la idea de que entrenar en ayunas puede ser más beneficioso, pero la gran pregunta es si esto último realmente es cierto y el cuerpo se ve más beneficiado al hacer ejercicio en esas condiciones.
Según la ciencia, entrenar en ayunas tiene algunas ventajas, pero solamente si se cumplen algunas condiciones. En caso contrario puede llegar a ser hasta peligroso. Por eso es necesarios saber algunas cosas sobre los ejercicios y sus efectos en el organismo para luego hacer estas actividades de un modo sano y seguro.
Es verdad que al entrenar en ayunas se quema más grasa corporal. Son varios los estudios que así lo sostienen. Además, se posibilita una mejora en la sensibilidad a la insulina y hay una suba en la secreción de la hormona de crecimiento, pero no todas son ventajas. También hay ciertos riesgos importantes.
Para empezar, cuando se entrena en ayunas, el rendimiento físico es menor, por eso se recomienda hacerlo moderadamente. Si se hacen ejercicios intensos, se pueden llegar a agotar las reservas de glucógeno y eso puede llegar a ser muy negativo, provocando que los músculos se debiliten y se esté más propenso a lesiones como esguinces y desgarros.
Pero hay otro riesgo que es mayor y es que al entrenar en ayunas también puede hacer que ocurran episodios de fatiga, calambres, vómitos, mareos, confusión e incluso pérdida de conocimiento. También puede ser que se ponga en riesgo la vida al haber forzado demasiado al cuerpo, por lo que hay que tener mucho cuidado al entrenar en ayunas y tratar de que, si se va a hacer, se practique en forma moderada para así evitar consecuencias negativas.