Durante mucho tiempo, los psicólogos establecieron que el ejercicio es beneficioso para la salud mental y, durante la última década, investigaciones también demostraron que puede llegar a ser una herramienta valiosa para abordar el trastorno de estrés postraumático. Y a pesar de que por mucho tiempo el entrenamiento de fuerza estaba asociado a movimientos violentos y bruscos, mucha gente descubrió que a través de esta disciplina, podían hacerle frente de manera positiva a los traumas que estuvieran experimentando.
Para muchos, el deporte tiene poderes de sanación: donde los traumas los dejaron sintiéndose indefensos, impotentes y débiles, el levantamiento los ayuda a sentirse fuertes, no solo físicamente, sino también psicológicamente. Las personas que experimentaron un trauma, por mucho tiempo se sintieron atraídas hacia el salón de musculación, principalmente, persiguiendo el objetivo de mejorar la fuerza física. Pero históricamente, estos levantadores no fueron informados sobre cómo debían realizar el entrenamiento de manera adecuada para tener un impacto positivo en su salud mental y recuperación.
El entrenamiento de fuerza o con pesas puede ayudarle a ponerse más fuerte, y como consecuencia a verse y a sentirse mejor con tan solo unas pocas sesiones cada semana. El entrenamiento de fuerza se puede llevar a cabo con pesas libres como pesas (halteras) y mancuernas, usando máquinas de pesas, o sin ningún equipo en absoluto.
Hombres y mujeres de todas las edades pueden beneficiarse del entrenamiento de fuerza, pero obtenga la aprobación de un médico antes de empezar, especialmente si no ha hecho ejercicio por un tiempo. Dos o tres sesiones de entrenamiento de fuerza de 20 a 30 minutos cada semana pueden resultar en beneficios de salud significativos.
Entre los beneficios que podemos encontrar en el entrenamiento con pesas, podemos destacar, el incremento de masa muscular, que naturalmente disminuye con la edad; sin embargo, el entrenamiento de fuerza puede ayudar a revertir esa tendencia. Además el entrenamiento de fuerza aumenta la densidad ósea y reduce el riesgo de fracturas y ayuda a mantener la flexibilidad articular y puede reducir los síntomas de la artritis. Por otro lado, a medida que gana músculos, su cuerpo empieza a quemar calorías con mayor facilidad, facilitando el control de su peso y por último los ejercicios de fortalecimientos pueden aumentar la flexibilidad y el equilibrio a medida que las personas envejecen, reduciendo las caídas y lesiones.